miércoles, 4 de noviembre de 2009

FOOTBALL!

Como un mismo deporte, dependiendo del sitio y el momento puede cambiar tanto su concepto, su forma de entenderlo y la relación entre las personas. Después de la semana pasada no dejo de pensar…

… y hago memoria de cuando mi abuelo contaba sus batallitas de joven y nos relataba a mi y a mi hermano como un plazoleta en medio Barcelona se podía convertir en un terreno de juego utilizando únicamente 2 farolas como porterías. Recuerdo como Maradona acariciaba el balón en un entrenamiento previo al partido golpeando el balón al son de la música con el Nápoles o imagino a los jóvenes del Raval a los que entrené hace unos años disfrutando del balón en al calle mientras olvidan la basura que rodea el mundo...

… en Barcelona estuve jugando en un equipillo llamando “Toronja Rocket”, antes en un colegio y mucho antes en la playa los fines de semana con mi padre y mi hermano… desde entonces, hacia tiempo que no salía otra vez a la calle por el mero echo de divertirme jugando el fútbol. Coger un balón bajo el brazo y un par de botas en las manos y encontrarme con dos o tres amigos más para pasar el rato. No necesitamos mucho, no necesitamos ambientes agresivos, no necesitamos un arbitro carbón que interrumpa el juego, no necesitamos ser competitivos… cuatro mochilas mal puestas para construir dos porterías y una explanada verde para corretear por ella. Y es que en medio de la nada, en medio de un parque 2 españoles, un ruso y un árabe empiezan a tocar la pelota y de forma esporádica empieza a surgir…

… 4 ingleses se dirigen a nosotros a lo que se suman 2 de Libia y 4 de Angola ; de la nada aparece el clima perfecto para iniciar un partido improvisado, de aquellos típicos de barbacoa en los que acabas completamente agotado pero completamente también satisfecho.

Empiezas a montar las porterías mientras unos nos contamos a los otros de donde somos, que hacemos allí y que nos parece Hastings. Después, empieza el partido… todo el mundo conoce las reglas y no hace falta hacer de juez… hay respeto entre nosotros, no hay maldad en las jugadas y se ve una sonrisa en la cara de todos, no importa que haya empezado a llover o que empieza a hacer frió, los goles y las jugadas van surgiendo y se aplauden los goles bonitos de los rivales, se ve calidad en el entorno y todos disfrutamos… hemos conseguido desconectar del mundo y olvidar la noción del tiempo, dejar de estar atados por el reloj que nos pisa los talones. Cuatro horas y media después… casi sin luz y habiendo olvidado la hora de comer decidimos volver a casa completamente exhaustos.

El fútbol volvía a ser un deporte lúdico y sociable como en los viejos tiempos y las agujetas que tuve durante tres días me ayudaron a recordarlo!

Ahora, cada semana intentamos jugar dos partidos… el deporte me posee!

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